La foto, tal vez real, tal vez un montaje, se volvió viral entre los griegos. Un joven sacerdote ortodoxo agitaba una bandera morada de la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) delante de la nariz de un caza de la otan. Literalmente delante de la nariz, ya que el sacerdote estaba en su comunidad de Meteora, unos monasterios construidos para ser tan inaccesibles que sus habitantes debían ser subidos a sus celdas en cestas tiradas por un sistema de poleas.
Si ya se sabía que la realidad a veces imita la ficción, ahora Syriza estaba dispuesta a ir un paso más allá: si el supuesto montaje había causado tanto impacto –aunque más no fuera en el universo a medias artificial de las redes sociales– la realidad debía ponerse a la altura de ese mensaje. Volverlo real.
Entonces el líder de Syriza...
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