Diversidad en libros para niños
Ya pasó por la capital el flautista de Hamelín y las calles vuelven a ser tomadas por montevideanos maduros en paleta baja. En el Interior los niños están a la vista. Acá terminaron las vacaciones, aunque acaso por la huelga todavía aparecen algunos por los lugares de trabajo alegrándolos con un poco de color y de vida. Pero el paisaje de la ciudad vuelve a su triste sensatez. Y los niños, no a su rutina porque la infancia la desconoce, pero sí a los días no-especiales, los días-de-no-cumpleaños que por algo se festejaban en el país de las maravillas y no en el real. Se supone que los libros para niños son parte de alguna maravilla, y el ritual del cuento antes de acostarse no acaba de morir. Muchos padres y abuelos les regalan y les leen cuentos a sus hijos...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate