Admite los problemas internos que atravesó su sector, la 738, el “imprevisto” problema del agua potable y la desaceleración económica, pero minimiza la rivalidad histórica que ha tenido con Darío Pérez. Le preocupa que el Frente Amplio perdiera la “batalla cultural” pese a que –asegura– reordenó los gastos, transparentó la gestión e hizo grandes inversiones públicas. Recién aterrizado en el Parlamento, defiende a sus aliados del Frente Liber Seregni, aunque pone en duda la continuidad del espacio si no se “revisa” su funcionamiento de cara a los nuevos equilibrios internos que demandará la renovación generacional. Con más decisión, cuestiona “los preconceptos” de quienes se oponen al Tisa, y aunque discrepa con las declaraciones de Fernández Huidobro admite que sentiría un “gran dolor” si ...
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