El talento y el éxito de Boulez como director se retroalimentaron con su labor como compositor. Para empezar, amplió su renombre. (Fue lo que pasó conmigo: en cuanto conocí, a los 12 años, sus grabaciones de Stravinsky y Bartók, tan superiores a cualquier otra que hubiera escuchado, no quise saber de otro director y traté de comprar cuanto disco suyo salía a la venta. En esa búsqueda me terminé haciendo, cuando tenía 14, de uno en que dirigía sus propias composiciones. Era una música muy rara, pero mi respeto me llevó a esforzarme por entenderla y finalmente la disfruté. Fue uno de mis primeros contactos con la “música contemporánea”.) Por otro lado, el contacto cotidiano y cercano con la orquesta contribuyó a pulir y ampliar sus composiciones. Su entusiasta promoción de repertorio del sig...
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