Wilson se hizo grande en el exilio. Traspasó los límites de su liderazgo partidario y se convirtió en una figura admirada por el gran contingente de uruguayos que se oponía a la dictadura. Varias veces se ha contado cómo logró escapar a la desgraciada suerte de sus colegas parlamentarios Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, con quienes tantos esfuerzos había coordinado desde Buenos Aires para denunciar los crímenes de los regímenes autoritarios a ambos lados del Plata. A pocas semanas de ese segundo escape tomó el lugar de Michelini ante el Congreso de Estados Unidos, para que esas denuncias tuvieran eco en los niveles más altos de la política mundial. Llegó hasta esa tribuna en ancas de una red verdaderamente trasnacional de personas y organizaciones. Su presencia fue enorme, sus dec...
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