De la crisis se retorna, en no pocas ocasiones, con fuerzas renovadas y horizontes despejados. La decadencia, en cambio, cierra perspectivas y muestra la carencia de recursos para enfrentar los desafíos. Suele decirse que las crisis son oportunidades y que las superan aquellos que saben aprovecharlas. En la decadencia, sin embargo, no hay otra que contemplar el paso demoledor del tiempo que convierte la ruina en esclerosis mortal.
Cuando se analiza la decadencia de Estados Unidos, tras un siglo de reinado, suele focalizarse el debate en las relaciones internacionales, en el tránsito doloroso y en curso de su hegemonía unipolar a la necesidad que tiene ahora de compartir el mundo con las llamadas potencias emergentes que, en realidad, son potencias muy anteriores a la estadounidense. Pocas ...
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