El barco saliendo desde Buenos Aires, a tope. Mucha gente en grupos grandes. Buquebus reforzando todas las líneas. Se veían cosas; los cánticos, la euforia, las banderas. De Uruguay, del Frente Amplio, del Partido Colorado, del Partido Nacional. El uruguayo se expresa, no se puede contener. Siempre fue así, recuerda con lucidez L Carratú, quien vivió desde 1983 hasta el año pasado en la capital vecina.
En épocas de elecciones, recuerda, se hacían reuniones y cenas de recaudación para costear los pasajes a Montevideo. Las campañas no eran exclusividad del Frente Amplio, había una gran cantidad de wilsonistas y de colorados, una diáspora ligada siempre a su país. Carratú cruzó a poner su papel en la urna en las últimas siete elecciones, porque pudo. Si había balotaje volvía, pero tenía claro...
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