El discurso de la victoria termina en quechua; Evo grita: “¡Viva la coca! ¡Abajo los yanquis!”. El mensaje es concluyente. A la trasmisión del mando asisten los presidentes sudamericanos con una excepción, el de Uruguay, país que en la oratoria inaugural está muy bien representado –aunque no de modo oficial– por Eduardo Galeano, hecho que los bolivianos recuerdan.
Tres viejas heridas centenarias han comenzado a cicatrizar: la discriminación de los pueblos indígenas y de las mujeres, la desigual distribución territorial del poder, la superación de la economía de enclave y meramente productora de materias primas, a la que se suma en las últimas décadas la destrucción del patrimonio nacional mediante las privatizaciones. Tras nueve años de este gobierno, en octubre habrá elecciones, y la vict...
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