Finalmente, tras meses de entreveros legales y muchas especulaciones, Juan Manuel Santos puso la firma que consagró la destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, haciendo lugar a la sentencia del procurador Alejandro Ordóñez y omitiendo las medidas cautelares impuestas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por considerarlas no vinculantes. De esa manera –cálculos políticos mediante–, el mandatario colombiano dio la puntada final a un proceso que articuló intereses de varios sectores enemigos del ahora ex alcalde. Algunos elementos de la biografía política de Petro son ineludibles para contextualizar su destitución. En principio, el suyo es –o era– uno de los pocos casos en Colombia de migración exitosa de la lucha armada a la actividad política. Formó parte del M-19, un ...
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