La vida se ensaña con los gobernantes que recorren el calvario de Pluna. A pocas horas de una conferencia de prensa donde el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, hizo una encendida defensa de la transparencia con que se había actuado (exhibiendo una extrema vehemencia para poner ciertos puntos sobre las íes, defender con recriminaciones el trámite del aval bancario concedido a la empresa española Cosmo, y a la vez amagando con unas lágrimas por el dolor que le causaba la conducta de un ex amigo, piloto de Pluna), el cielo vuelve a desplomarse: Cosmo, que no había llegado siquiera a pagar la comisión al rematador, ahora anuncia que desiste de comprar los aviones. La novedad tiene por lo menos tres implicancias: va desnudando la tortuosa estrategia del empresario Juan Carlos López Mena, ...
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