Las Fuerzas Armadas buscan lavar su cara. Pero utilizan estrategias que, como a veces sucede con los productos de limpieza de dudosa calidad, no evitan que las suciedades persistan. Algunas mediciones de opinión pública afirman una mejora en la imagen de la institución, pero de los diferentes análisis que los números desatan surgen discrepancias. Lo mismo sucede cuando se hurga en los motivos que habrían incidido en esa mejoría, que para algunos ni siquiera es tal. Hay quienes señalan que las tareas sociales que despliega el Ejército configuran el principal indicador de su actual posicionamiento, en un contexto en el que ha ganado notoriedad gracias a tareas de apoyo en las inundaciones del litoral del país o la recolección de basura en Montevideo. También hay de los que despotrican contra...
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