Al mismo tiempo que a Luis Lacalle Pou se le inflaba el pecho cuando arengaba a los suyos diciendo que disputaría la elección nacional cabeza a cabeza con Tabaré Vázquez, a muchos blancos y colorados se les hacía un nudo en la garganta de sólo pensar en el potencial arrasador que desplegaría el Partido de la Concertación. Una inusual ingeniería política opositora montada para destronar a un Frente Amplio que se aprontaba a cumplir un cuarto de siglo al mando de la ciudad fundada por Zabala.
Era tal la expectativa de que la marea “rebelde y conquistadora” podría permitir su arribo a la Torre Ejecutiva primero y al Palacio Municipal después, que Lacalle Pou, a caballo del sorpresivo triunfo que obtuvo en las internas de junio, se había dado el lujo de poner en el freezer al diputado larrañag...
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