“Entonces déjame vivir, invisible, desconocido”, reclamaba el poeta inglés Alexander Pope en su “Oda sobre la soledad”, y el verso parece calzar justito con el espíritu individualista que se atribuye a su pueblo. Después de algunas revoluciones industriales y posindustriales, una comisión parlamentaria declaró la soledad como epidemia y una primera ministra tory le siguió el apunte. Brecha recogió voces y miradas para intentar descifrar el signo.
Theresa May, la premier británica, creó un ministerio contra la soledad. Más o menos eso repiten distintos medios desde hace diez días, cuando la líder conservadora asignó a la ministra de Deportes y Sociedad Civil la tarea de aplicar las recomendaciones que sobre la materia sugirió una comisión parlamentaria que por aquellos lares llaman Comisión...
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