Costa francesa
Llovía en Nantes la primera vez que viajé a esa ciudad, y recuerdo que pensé de inmediato en aquella canción tan triste de Bárbara, una canción sobre la muerte de su padre: “Il pleut sur Nantes/ donne-moi la main/ le ciel de Nantes/ rend mon coeur chagrin”. El cielo de Nantes, siempre encapotado, dicen algunos. En mi siguiente viaje a esa ciudad, tal vez porque era pleno agosto, la supuesta eterna lluvia de Nantes quedó desmentida a conciencia por un sol de plomo, que parecía salido del centro de un volcán del interior de la tierra, como si el sol quisiera homenajear a la ciudad natal de Julio Verne. Me dije que a Nantes, la ciudad más importante de la Bretaña, la lluvia le daba sentido y el sol la desfiguraba.
A Nantes seguramente hay que ir en invierno. Es la época en...
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