“Fábrica fundida, empresarios enriquecidos”, repiten con impotencia, como si recitaran un mandato bíblico, sindicalistas y políticos de varias tiendas partidarias. Después de cuatro décadas se paralizó la actividad en el Frigorífico Pesquero del Uruguay (Fripur), la planta industrial más grande del país en el rubro y líder en exportaciones hasta hace poco tiempo. Con la paralización, Fripur dejó un reguero de deudas con el Estado, los trabajadores y con varios acreedores privados, y un pasivo estimado en 70 millones de dólares.
Lejos de la bancarrota personal, los fundadores en 1976 del frigorífico ahora quebrado, los hermanos Alberto y Máximo Fernández, lograron reciclarse diversificando sus inversiones en negocios agropecuarios, forestales, inmobiliarios, eólicos, entre otras empresas fa...
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