“Crece desde el pie por hiladas”, asegura una canción, y en este país ni siquiera hubiera sido necesario que el siguiente verso aclarase que lo que así crece es la pared. Todos acá saben que las casas se hacen con hileras sucesivas de ladrillos, ticholos o bloques, pegados con argamasas de varios tipos. Por más que entre arquitectos se discuta si este sistema constructivo debe ser calificado de “tradicional” o si sería más exacto llamarlo “convencional”, se trata de una costumbre al menos tan antigua y duradera como los acordes del dos por cuatro, el fútbol o el asado de tira.No es que nunca se haya experimentado con sistemas distintos. Incluso es posible citar intervenciones públicas en materia de vivienda que han empleado otros métodos. Pero hasta hace no mucho tiempo parecía improbable ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate