La calmada actitud de los presentes sólo se vio interrumpida por el cerrado aplauso que recibió a la jueza Mariana Mota. Batiendo palmas y coreando consignas, una cincuentena la acompañó hasta el salón donde la Suprema Corte de Justicia la sometería al castigo. Otros nos quedamos afuera, de charla, esperando. Más tarde, Raúl Oxandabarat bajó a cerrar el portón de entrada y un grupo numeroso le expresamos que queríamos presenciar el acto, entreabrió una hoja y entramos. Por muy suprema que fuera la Corte, nadie podía negarnos el derecho a presenciar un acto público. No fue una ocupación como informa la prensa. No llegamos al salón, quedamos en una especie de patio interior. La actitud pacífica permaneció incambiada como lo demuestran por lo menos un video y varias fotos. Los ministros de l...
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