A veces nos cruzamos. Alguno saluda imperceptiblemente, vestido de policía. Luisito baja del andamio con aplomo y arma un cigarro. Siempre pregunta por la familia. El Soplete pide tabaco, se recuesta en el contenedor que ha estado revolviendo, y reponiéndose del pastulín que es durante la mayor parte del día, se endereza y recupera los ojos sabios que tuvo siempre. Repasa qué ha sido de los amigos y constata que Pedro ya no está. Hace veinte años eran los noventa y nos aburríamos todos los invocados delante de la misma boca, obligados a la amistad, mientras bajaba el sábado, esperando el desembarco, la nave pretenciosa y fugaz que descargaría verdes ladrillos, bajo los paraísos de la calle 30. inve, ch 16. Malvín Norte. Canal 4 todavía no sabía: cada día un vecino resultaba desplumado. Cu...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate