En 2005 una casa de cambio en la Costa de Oro operaba de manera aparentemente normal. En la clandestinidad, sin embargo, el encargado del local ayudaba a un cliente a lavar el dinero que obtenía por la venta de drogas. Al principio el funcionario sospechó por el olor a cocaína que emanaban los billetes, pero después decidió beneficiarse en la operación.
Las transacciones ilegales en el cambio permitían al narcotraficante realizar posteriormente depósitos bancarios de importantes sumas de dinero sin encender alarmas hasta que, un año después, una investigación policial lo dejó al descubierto. El caso, aunque pequeño, fue emblemático porque fue el primer procesamiento con prisión por lavado de activos. “Todos sabíamos que en Uruguay se lavaba dinero y sin embargo, hasta ese momento, no había...
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