La vida de los clásicosUn juicio apresurado puede concluir que un texto clásico –lo firme Shakespeare, Molière o Calderón– no es más que una aburrida antigualla. Dicha afirmación puede quedar sin efecto cuando el inadvertido lector –o espectador– entra en verdadero contacto con la obra en cuestión, es decir, cuando comienza realmente a apreciar lo que el “viejo, viejísimo” autor dijo entonces y cómo lo dijo. Tal el guante que recoge Levón al enfrentar el compromiso de llevar a escena “La dama boba”, el clásico que el español Lope de Vega escribiera en verso en un lejano 1613.
Damas bobas, español antiguo y para colmo en verso, tres anatemas que el mundo posmoderno rechazaría de plano, se alzaron contra el director al principio de un camino que enfrentó quizás con la misma reflexión...
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