Parece que fuera chica cosa: en el barrio (qué digo barrio, república) del Cerro se presta atención jurídica a media población; la dan los sábados un par de abogados y unos chiquilines macanudos haciendo práctica sobre el final de su carrera. Hace ocho años que allí mismo funciona durante la semana un taller de pintura pese a la incredulidad inicial de los locatarios; ya van por el tercer grupo “y pintan buenos cuadros”, reconocen los escépticos. El profesor entregó el otro día 9 mil pesos de aportes recibidos. Es más: desde hace cuatro años, un acuerdo entre Apex, que puso profesores, Antel, que puso equipos, y la Federación Obrera de la Industria de la Carne y Afines (Foica), que presta el local, permite darles clases de computación a adultos mayores: un curso por mes, de cuatro clases, ...
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