El inicio de la COP28 en Dubái, rodeado de escándalo: Sucio y desprolijo - Semanario Brecha
El inicio de la COP28 en Dubái, rodeado de escándalo

Sucio y desprolijo

La cumbre mundial del clima que se celebra en Dubái es usada por Emiratos Árabes Unidos, que la preside, como una oportunidad para lograr nuevos acuerdos con el objetivo de extraer gas y petróleo, según reveló una reciente investigación periodística. Las expectativas oficiales son que el evento sea, sin embargo, una instancia clave en la dirección opuesta, para detener la carrera hacia el abismo ecológico.

El sultán Ahmed Al Jaber, en la apertura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el 30 de noviembre en Dubái. AFP, KARIM SAHIB

La cumbre del clima más crítica. El titular bien podría valer para cualquiera de las conferencias anuales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocidas como cumbres del clima o COP, pues la crisis climática se acelera peligrosamente y cada año el clima se modifica más y más, con nuevas anomalías atmosféricas, récords de temperatura y desastres meteorológicos. Este año, sin embargo, quizá tenga aún más sentido. No solo esas anomalías están alcanzando niveles jamás vistos –todo indica que 2023 va a ser el año más cálido jamás registrado en todo el planeta–, sino que las decisiones que se deben tomar en esta COP son especialmente relevantes, enmarcadas en ese proceso de aceleración de la modificación de las condiciones que permiten la actual biósfera.

QUINTA COLUMNA FÓSIL

La exigencia de las organizaciones que integran el movimiento por el clima («que en la COP28 se acuerde una fecha para el abandono de los combustibles fósiles de forma rápida, definitiva y justa con las personas afectadas», al decir de Greenpeace) es especialmente relevante en una COP que no solo está en cuestión por estar presidida por un magnate petrolífero –el ministro de Industria y director ejecutivo de la petrolera estatal emiratí ADNOC, Sultan Ahmed Al Jaber–, sino por las últimas acusaciones lanzadas contra la presidencia emiratí. Según los periodistas del Centre for Climate Reporting, adscrito a la BBC británica, «los Emiratos Árabes Unidos planean utilizar su papel como anfitrión de las conversaciones sobre el clima de la ONU como una oportunidad para cerrar acuerdos sobre petróleo y gas». La quinta columna versión apocalipsis.

«Esto no es nuevo, pero con esta gente es mucho más descarado», denuncia Javier Andaluz, coordinador de Energía y Clima de Ecologistas en Acción. ADNOC, además, ya anunció sus planes de acelerar el aumento de producción de gas y petróleo, adelantando de 2030 a 2025 su objetivo de 5 millones de barriles diarios. «Es evidente que la presidencia era ya bastante ilegítima en el sentido de que representaba los intereses fósiles, pero, cuando se pierde el principio de neutralidad en la presidencia, están fallando los objetivos de la cumbre», incide el experto. Para él, esto es responsabilidad de unos Estados que permiten que, ante la falta de un régimen de incompatibilidades y acuerdos internacionales al respecto, se siga aceptando que los grandes intereses fósiles no solo estén presentes, sino que presidan una COP.

Pero los malos presagios no se limitan a la presidencia, también vienen en forma de ausencias. Ni el presidente estadounidense, Joe Biden, que hasta la fecha pretendía romper con el portazo a las negociaciones climáticas que dio su predecesor, Donald Trump, ni el presidente chino, Xi Jinping, acudirán a la cita. Son dos piezas especialmente clave, ya que no solo son las dos economías más grandes y potentes del planeta, sino que también son las dos naciones que más gases de efecto invernadero emiten.

PRIMERA GRAN AUDITORÍA

La COP28 supone el primer gran examen al Acuerdo de París, el gran hito histórico de las negociaciones climáticas globales que, sin embargo, ocho años después sigue sin concretarse en toda una serie de materias. Con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtiendo en su último informe que el límite deseado de calentamiento acordado en París –no sobrepasar 1,5 °C de incremento medio global respecto a los niveles preindustriales– se alcanzará en algún punto entre 2030 y 2035, la reducción de emisiones debe acelerarse y llegar a un 43 por ciento menos en 2030 respecto a 2019 si las partes quieren cumplir con lo pactado. El camino actual, sin embargo, va en dirección contraria: los planes nacionales para reducir la crisis climática –las llamadas contribuciones nacionales determinadas (NDC, por sus siglas en inglés)– nos llevarían no solo a no reducir emisiones de gases de efecto invernadero, sino a aumentarlas un 8,8 por ciento para 2030, según los últimos datos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Las naciones tienen en la COP28 la inmensa tarea de finalizar el Balance Mundial de emisiones –o Global Stocktake–, el instrumento de diálogo que contempla el Acuerdo de París para aumentar la reducción de emisiones, que cada país implementa en sus NDC. En esencia, el gran examen es que los compromisos se actualicen y la ambición se incremente en forma de obligaciones para las naciones. El Balance Mundial se puso en marcha, ya que los compromisos adoptados no se alinean con lo que dice el IPCC.

«Esta cumbre lo que ofrece es la oportunidad de salir con unas conclusiones muy fuertes de ese Balance Mundial que obliguen a que el año que viene, cuando se ponen los nuevos compromisos de los países, estos sean mucho más ambiciosos. De esa forma, podrían determinar cuestiones como la fecha de fin de los combustibles fósiles u obligar a que los países se ajusten de algún modo a las indicaciones científicas», señala Andaluz a El Salto, unas horas antes de partir hacia Dubái para participar en la cumbre. El objetivo es vital: que la temperatura del planeta no vaya hacia lo que hoy por hoy se dirige, un aumento global medio de más de 3 °C en el correr de este siglo. O lo que es lo mismo: forzar a naciones y empresas a seguir el dictado científico del IPCC mediante la implantación de obligaciones vinculantes.

Con los últimos datos científicos sobre la mesa, Andaluz alerta que «los compromisos que se presenten en 2024 y las acciones que conlleven serán casi la última oportunidad de mantener la temperatura por debajo de 1,5 °C y probablemente también de los 2 °C, aunque sobre esto último existe mucha más incertidumbre».

Pero el incremento de la ambición se cruza con toda una serie de variables, para empezar, los planes de la industria más poderosa del planeta: el lobby fósil. No solo la anfitriona ADNOC planea incrementar su producción de petróleo y gas, el Informe sobre la Brecha de Producción 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente alerta que las previsiones de incremento de la extracción de combustibles fósiles en las próximas décadas son el doble de las compatibles con el Acuerdo de París. «Por ello, es necesario que tanto en las conclusiones del Global Stocktake como en otras decisiones finales se ponga una fecha de fin de la extracción de fósiles antes de mediados de siglo», señalan desde la coordinación de Clima y Energía de Ecologistas en Acción.

(Publicado originalmente en El Salto. Brecha reproduce fragmentos bajo titulación propia.)

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