En Uruguay casi no hay películas que aborden los hechos de la dictadura y sus consecuencias, mucho menos que elijan la tortura como tema. Y menos que menos todavía que aborden la violencia sexual cometida por los militares sobre los presos políticos, aspecto que hasta hace pocos años fue, lisa y llanamente, un tabú en la sociedad. Hasta ahora los escasos directores interesados en el asunto habían elegido el género documental: Memorias de mujeres, de Virginia Martínez, y Siete instantes, de Diana Cardozo, son dos ejemplos de esa forma que, al igual que Migas de pan, asumen el relato a partir de la experiencia de las mujeres. Pero la particularidad de esta última –que se estrenó al público ayer jueves– es que su directora, Manane Rodríguez, eligió la ficción para abordar el asunto. Migas de ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate