Bastó que una “mano anónima”, con evidente mala leche, subiera a Youtube y subtitulara en árabe algunas imágenes de lo que se conoció como La inocencia de los musulmanes para que las iras de los dioses se desataran. Hasta entonces la película –al final parece haberse comprobado que era una, que había costado increíbles 5 millones de dólares, que había movilizado a una cincuentena de actores y una treintena de técnicos– no había salido de un oscuro circuito casi confidencial de extremistas cristianos de derecha, y en un año la había visto un puñado de curiosos y, tal vez, las familias de los actores.
Youtube la ofreció en bandeja, y hasta la semana pasada la había bajado más de un millón y medio, una cifra que fue creciendo a medida que las reacciones de repudio, los atentados, las mue...
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