“La naranja mecánica”, 50 años después
Para desesperación de Anthony Burgess, el libro que publicó en 1962 se transformó no solamente en su obra más conocida sino en un artefacto cultural que cincuenta años más tarde conserva su enorme atractivo e influencia. Sin embargo, Burgess no tenía mucha estima por una novela que, de hecho, dijo repudiaría alegremente por un buen número de razones, pero que, desafortunadamente, no le estaba permitido. La culpa la tenía Kubrick.
Es un libro verdaderamente pequeño: la edición inglesa de Penguin de 1972 –sobre la que se supone se realizó la traducción al español*– tiene 144 páginas, incluyendo el “glosario nadsat”, que dilucida el significado de un buen número de verbos, sustantivos y adjetivos que conforman la jerga de los protagonistas de la nov...
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