Para peor, Lacalle Pou, en tren de arrimar votos extrapartidarios para un balotaje, comenzó a hacerle guiños al Partido Colorado que casi lo hacían quedar como un furgón de cola funcional a los intereses nacionalistas. Ante la polarización que exhibía la campaña, Bordaberry salió a defender la votación de su partido e intentó triangular la elección para no perder visibilidad. Y si bien al principio se presentó como la alternativa a Vázquez, luego salió a pescar en la pecera conservadora que compartía con Lacalle Pou. Con acusaciones de extorsión de por medio, Bordaberry insistió en que su pasaje por el Ministerio de Turismo le da la experiencia para gobernar que Lacalle no tiene. Y en el último tramo abrazó la idea de que las campañas se ganan con programas y no con eslóganes.
Sus discurso...
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