Con diferencia de muy pocos meses las empresas Ecolat y Schreiber Foods cerraron sus plantas, obligando a la industria láctea a redefinir su producción y redistribuir al personal. Ambas argumentaron que las pérdidas fueron la causa del abandono del mercado. En los dos casos habían obtenido beneficios fiscales a través de la promoción estatal de la actividad, entre los años 2009 y 2010, en el marco de la ley 16.906 de promoción de inversiones. Esto motivó nuevamente un análisis de la situación en diferentes ámbitos, que gira en torno a si se les debe imponer condiciones a las empresas que optan por cerrar cuando el negocio no funciona.
De acuerdo a las resoluciones publicadas por Presidencia, Schreiber recibió en 2009 beneficios para las tres compañías que manejaba en Uruguay: Dulei, dedica...
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