Su traslado al juzgado en silla de ruedas reforzó la imagen de anciano desvalido y facilitó el pedido de prisión domiciliaria que sus abogados habían previsto para el caso de que la jueza penal de 27.o turno, Silvia Urioste, decretara su procesamiento. Y así fue. El general (r) Mario Aguerrondo, de 82 años, fue procesado el jueves 3 por los delitos de privación de libertad y violencia privada, es decir, la aplicación de torturas a prisioneros en el Batallón de Infantería 13. Regresó a su domicilio en parte lamentándose de su mala suerte: durante 45 años eludió su responsabilidad en desapariciones y asesinatos, crímenes por los que la Justicia no se pronunció todavía.
La omertá de los terroristas de Estado podrá mantener el secreto de los lugares donde están enterrados los restos de los des...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate