Tiene que haber sido doloroso. “Triste”, fue la palabra que eligieron los trabajadores de “Grin” –así la nombran– para definir el último episodio de un proceso largo. Acordaron una salida negociada judicialmente para evitar un desalojo violento. Las únicas tres funcionarias de la empresa que siguen fieles a Jorge Rottemberg (el patrón), asumieron el cuidado de la maquinaria y de las 380 toneladas de comida que se conservan en las cámaras frigoríficas. A las diez de la mañana del jueves 15, la jueza de primer turno del juzgado de Bella Unión, Carla Gómez, junto a su actuario, abogados de las partes y una escribana, que pagaron en conjunto trabajadores y empresario, inventariaron la maquinaria existente, única garantía para el cobro del tendal de deudas que dejó la gestión de Rottemberg, qui...
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